Hugo M. Delgado A. Periodista. Artículo publicado el 26 de marzo 2023 en www.venezuelausa.org
Durante 24 años Venezuela ha sido
laboratorio de una gran variedad de desmanes, con un confuso modelo de
revolución llamado socialismo del siglo XXI, en el que confluyen la corrupción, la mediocridad, la mentira, el
genocidio, la violación de los derechos humanos, los antivalores, el éxodo de
su tercera parte de la población, la fragmentación y la falta de
responsabilidad social.
Es una aberrante complejidad difícil de
explicar, en la que los hechos de corrupción y violación de instituciones y
valores se profundizan en el ciclo iniciado por Hugo Chávez en 1999 y que no
termina de “dar sorpresas todos los
días”, con su heredero Nicolás Maduro (NM). Muerto el primero, el segundo
agudizó los males en una nación que ya sufría descomposiciones notables, producto
del efecto corruptor de los ingresos petroleros.
Las declaraciones del expresidente de
Petróleos de Venezuela, Rafael Ramírez (2002-2014), acusando a Nicolás Maduro
de corrupto, luego del escándalo que está de moda por el desfalco de 3 mil
millones de dólares en Pdvsa o 21 mil más por deudas por cobrar, es el colmo, por cuanto él manejó -a
discreción- miles de millones con su jefe Hugo Chávez.
Las especulaciones de los expertos son
diversas, como dice el periodista Dámaso Jiménez, “cada uno tiene su hipótesis”. Analistas de todos los calibres
explican el destino de los 3 mil o 21 mil millones, no se sabe cuánto se
robaron o quiénes los tienen, creando escenarios envueltos en gruesas capas de
misterios, tramas y conspiraciones nacionales e internacionales.
Eso no es nuevo, con los gobiernos de los partidos tradicionales, Acción Democrática y Copei,
también ocurrieron casos similares, pero con montos menores y las
instituciones funcionaron parcialmente. Pero como dice el dicho, “corrupción es
corrupción”. Todo acto corrupto es lapidario para la sociedad, de eso sabe
Venezuela, porque los petrodólares han servido para todo, en especial para
generar corrupción, pobreza y destrucción.
Con esos ingresos, Juan Vicente Gómez (1908-1935) consolidó su poder y construyó las
instituciones que abrieron paso a Venezuela como país. Le permitió conformar su
red de cómplices. Sirvieron para que el Estado asumiera un rol predominante en
la vida nacional, decidiendo en todos los ámbitos de la sociedad: Educación,
salud, economía, cultura, etc. Ese es el
modelo que a lo largo del siglo XX se consolidó y dio origen al chavismo, que
no es más que “la metástasis” de la descomposición del país, en todas sus
aristas.
Ya lo advertía Gustavo Coronel
(17-02-2023), desde la gestión del peón de Hugo Chávez, Rafael Ramírez, sobre la corrupción despiadada en Pdvsa, con
la emisión de bonos de la deuda que iban
a parar en manos de “enchufados al régimen”, sustentados por falsas informaciones
relacionadas con las refinerías en Brasil (Pernambuco), Ecuador (la Eloy Alfaro
Delgado, proyecto a desarrollar por el brazo corrupto de Ignacio Lula da Silva,
Odebrecht), Nicaragua (el gran sueño de Bolívar), Matanzas en Cuba, otra en
República Dominicana, tres en China ( Shanghái, Lenie Yan y Weihai),
una en Vietnam, tres en Venezuela y otra en Haití. Todas costarían aproximadamente
US$25 mil millones y se diluyeron en proyectos y mentiras.
Lo ocurrido con el caso Tareck El Aissami
(TEA) es la prolongación de los males. Decía el periodista y analista (+)
Antonio Marcano, que la distorsión del
país se acentuó con el V Plan de la Nación diseñado por el ministro de
Cordiplan, Gumersindo Rodríguez, padre de Francisco Rodríguez (Torino Capitales
NY), durante el gobierno de Carlos Andrés Pérez (1974-1979), porque eso
embriagó al país con una riqueza que la economía y la sociedad no alcanzó a
digerir; a partir de ese período se desató la corrupción y las enfermedades
institucionales se agudizaron hasta hoy.
El chavismo y su descomposición son parte
de un proceso de transformación que pocas instituciones (como las
universidades) y pensadores se atreven a concebir, porque eso implica ir más allá del modelo petrolero.
Significa construir otro sistema de sociedad que no gire sobre el eje de
extracción minero, sino que referencie los cambios de la sociedad del
conocimiento, la tecnología y la biotecnología.
Eso implicaría, dice Jiménez, modelar una
cultura de trabajo y educación
completamente distinta y no es fácil hacerlo. Ante el escándalo de TAE –señala-
el factor poder, y todos sus efectos secundarios, como lo destacable, en un
régimen acostumbrado a lidiar con la corrupción, por eso es difícil creer que
Maduro y Cabello no “comieran” de la torta.
Más si los cimientos de la sociedad venezolana están destruidos por la
corrupción, desde la obtención de un simple documento (cédula o una partida
de nacimiento) debe pagarse en dólares. Al respecto, Gustavo Coronel afirma que
este fenómeno ya es tomado como algo normal en todos los estratos. Los últimos
acontecimientos lo reafirman, ¿se olvida acaso el billón de dólares dilapidado
por el chavismo entre 1999-2014?
El mismo Ramírez (Infobae 19-01-2020) aceptó
que en su gestión en Pdvsa y el Ministerio de Petróleo y Minas (2002-2014), 700 mil millones de dólares “se perdieron”
y pararon en cuentas personales europeas y norteamericanas. Es decir, que ante
este montó, 3 mil millones son irrisorios. Ese saqueo se refleja en el aumento
de la desigualdad que se acentuó en Venezuela, pues los ricos (enchufados y
empresarios) ahora son más ricos y los pobres son más miserables.
La opulencia sigue caracterizando a los corruptos. En España y
Estados Unidos –principalmente- los chavistas y empresarios enchufados ostentan
carros de lujo, propiedades, joyas, mujeres, aviones privados, oficinas
exclusivas, etc. Mientras el dolor, la miseria y la destrucción de la
infraestructura y de Pdvsa, poco importa. Lo peor, el saqueo no para, en medio
de la calamidad humana.
El 14 de agosto de 2021, el ex
vicepresidente y ex embajador en EUA de Colombia, Francisco Santos, entrevistó
en su serie de documentales “Dossier
Venezuela”, a tres personajes conocedores de la situación del país, Pedro
Burelli, Antonio de la Cruz y Joseph Humire (experto en seguridad hemisférica).
Este último advirtió sobre los vínculos
de TAE con los grupos terroristas del Medio Oriente, el lavado de dinero, sus
planes de penetración y desestabilización en América, y la filtración de Irán.
Esto lo convierte en una pieza clave y
peligrosa, cuya cabeza –dicen otros analistas- la pidieron las petroleras
para garantizar las operaciones e inversiones en Venezuela, demanda que –supuestamente-
Maduro aceptó.
Otra hipótesis señala que conociendo el modelo de ejercicio del poder de los
Castro (Fidel y Raúl), no iban a
compartir el poder de su pupilo NM con nadie. Humire también señala que todo es un teatro para darle
legitimidad a NM mostrando una lucha inexistente contra la corrupción, mientras
afianza la penetración de Rusia y China en el continente.
Igualmente, en las “conversaciones en
México”, hay cosas que se conocen porque Jorge Rodríguez y NM se encargan de
divulgar lo que les conviene y afecta al G3, pero hay otra desconocidas, la liberación de los narcosobrinos de Cilia
Flores, la autorización de las operaciones de Chevron y la eliminación de la
lista de sancionados del otro sobrino de la primera combatiente, Freddy Malpica
(tesorero de la nación 2013-2016 y vicepresidente y director interno de
finanzas de Pdvsa 2014-2016), no es
gratis, ¿ qué prometió el régimen a cambio?
Lo cierto es que hay muchas conjeturas en
un contexto en el que pierde Venezuela. Se demuestra que las instituciones y los valores son simples jarrones chinos que
adornan una democracia inexistente, en el que los factores de poder las
utilizan para justificar sus fechorías.
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