Mariposa, reina del camuflaje, como los políticos latinoamericanos.
Hugo M. Delgado A. Periodista. Fotografía Gustavo Baüer. Artículo publicado el 17 de diciembre de 2023 en www.venezuelausa.org
La plaga politiquera se ha tomado al continente latinoamericano, generando efectos perversos en sus sociedades inmaduras y resentidas, sin que los responsables asuman sus consecuencias y más bien sus hechos camaleónicos, de corrupción y de violación de los derechos humanos, sirvan de antecedentes favorables para que sus pueblos los escojan.
En esencia, dice el politólogo Karl W. Deutsch de la Universidad de Harvard, la política es la toma de decisiones por medios públicos, se ocupa esencialmente del gobierno, de la dirección y autodirección de sus grandes comunidades humanas, del control y autocontrol de la comunidad (Estado o país). Es decir que el acto de vivir en una comunidad más allá de la familia ya es política.
Lo criticable de lo que ocurre en Latinoamérica, es que el acto de los hombres que han asumido la gestión gubernamental de control y autocontrol, se ha convertido en un objetivo para hacer negocios con los recursos públicos, controlar el poder y abusar de él en función de monopolizar las funciones de gobierno.
Obviamente, en la medida que la sociedad asuma con responsabilidad la delegación de su poder soberano a sus representantes en las distintas instancias de toma de decisión pública, en esa proporción disminuyen los riesgos de cometer abusos. Si existe una buena formación ciudadana la selección será más exigente, pero si hay apatía, poca participación en los asuntos de la comunidad, Estado o nación, se generan efectos negativos.
La constante en las democracias latinoamericanas es la vulnerabilidad de sus instituciones y las leyes que la rigen, al punto que se puede decir que en esta parte del mundo “el crimen sí paga”. Producto de la selección emocional, varios presidentes han ganado procesos electorales a pesar de tener sobre sus espaldas crímenes o denuncias de corrupción, como la generación Kirchner en Argentina, Evo Morales en Bolivia, Ignacio Lula da Silva en Brasil, Hugo Chávez y Nicolás Maduro en Venezuela y Gustavo Petro en Colombia.
Disfrazando la impunidad con el progresismo y la pérdida del principio de “la verdad”, las democracias continentales muestran un evidente deterioro en los componentes del Estado y de la sociedad en general. La selección de representantes inmorales, corruptos y criminales ha deteriorado la función pública, la institucionalidad de los partidos como entes canalizadores de los intereses ciudadanos y a los poderes Judicial, Ejecutivo y Legislativo.
En la sociedad ya ser político, senador, diputado, representante, gobernador o alcalde, es sinónimo de corrupción y abuso de poder. Su desempeño como funcionario público deja mucho que decir, expresan con sarcasmo y sin que les quede nada por dentro, su defensa a sus intereses partidistas, cambian de posición de acuerdo con sus negocios y poco hacen por beneficiar a la ciudadanía, muestra de ello dice en un reciente escrito, Germán Vargas Lleras (10-12-2023), es lo hecho por los partidos colombianos Liberal, Conservador, de la U y Verde, ante la polémica reforma a la salud.
Vistos los resultados de las elecciones regionales del 29 de octubre de 2023, cuando Gustavo Petro perdió en todos los bastiones más importantes del país, ahora este grupo de partidos camaleónicos decidió aprobar en la Cámara de Representantes la cuestionada reforma a la salud que solo ampliará la burocracia en un país con un Estado que a futuro no sabrá cómo sacar los recursos necesarios para atender al sector y que augura un servicio corrupto y burocrático. Simplemente se burlaron de los colombianos.
Esta propuesta garantizará la burocracia clientelar, el control de los recursos provenientes del sector privado y la corrupción, hecho que fortalecerá el poder del gobierno ahora que también se habla de la reforma a la educación, también criticada por Vargas Lleras, porque a todas luces generará mayor gastó público, con el agravante, advertido por el ex ministro Mauricio Cárdenas, que el gobierno de Gustavo Petro con su filosofía izquierdista está haciendo todo lo contrario para estimular la economía y ya su pobre crecimiento de 0,9% proyectado para 2023 por la Cepal, otros dicen que puede llegar a 1,3%, es una señal que muestra la desaceleración de la economía.
Cárdenas señala que Gustavo Petro hace todo lo posible para que Colombia no aproveche las oportunidades de una economía mundial que luego de la recesión provocada por la pandemia china Covid-19, se abre a la creciente demanda de materias primas, inversiones, servicios y manufacturas. Una muestra más que a los politiqueros latinoamericanos solo les interesa defender sus negocios y crear masas hambreadas que sirvan para que los mantengan en el poder. Se ratifica que los izquierdistas son buenos para gastar pero malos para generar recursos.
Así ocurrió en la Argentina de los Kirchner, que ahora con Javier Milei inicia la cruzada de desmontar el origen de todos los males de una economía que muestra una inflación del 150% y una pobreza de 50% para 2023: la burocracia. La nación austral vive con el sueño del Estado de bienestar europeo, subsidia servicios y combustibles, da salud y educación gratis y aumenta el gasto público, pero es ineficiente en la generación de recursos para mantener su galopante corrupción y subvenciones.
En Venezuela la cosa fue más sencilla. El Estado todopoderoso que controla la renta petrolera, generó una sociedad totalmente dependiente de los petrodólares. Con la llegada del chavismo al poder, el control se hizo fácil. Lo malo del asunto es que la corrupción y la negligencia provocó el quiebre de “la vaca lechera”: Petróleos de Venezuela”. Mientras sus políticos opositores más interesados en sus asuntos y parcelas han dejado de lado los intereses de las mayorías silentes.
El guion del foro de Sao Paulo, fundado por el dictador cubano Fidel Castro y el corrupto Lula da Silva, centra su objetivo en la toma del poder y la destrucción de la democracia y el capitalismo occidental. Sus discípulos emprendieron esa misión minando sus fundamentos, la institucionalizad, las leyes y con su “progresismo”, aliado con las redes sociales, minaron la verdad.
Ahora los bandidos de la política latinoamericana son héroes sociales. Mienten. No pagan por sus pecados porque filtraron las organizaciones internacionales, la educación y el poder judicial. Sus aberraciones personales son compartidas y apoyadas por aliados corruptos que al recibir la “tajada de la torta”, se unen al festín destructivo. Poco importan los avances y el desarrollo de la sociedad cuyos inmaduros ciudadanos fluctúan “del timbo al tambo”, de acuerdo con sus superficiales expectativas, escogiendo “líderes de dudosa reputación” de izquierda o de derecha. Una prueba nefasta que ha traído atraso y pérdida de oportunidades.
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