Hugo M. Delgado A. Periodista. Artículo publicado el 16 de junio de 2024 en www.venezuelausa.org
La depresión lo llevó al suicidio. La necesidad de recursos para operarse y la situación económica fueron los detonantes para que el funcionario de la Universidad del Zulia, la segunda en importancia de Venezuela, tomara la fatal decisión. Sus compañeros -dicen- que era tranquilo y servicial, el día de su muerte, lo notaron cabizbajo, como si emulara la canción de Rubén Blades, Adán García: “ ...Pero en la tranquilidad del desesperado”.
Antes el personal administrativo, obrero y docente, gozaban de un óptimo sistema de salud y buenos beneficios económicos, pero hace años eso se perdió, en medio de una de las crisis sin parangón en la historia democrática de Venezuela. Desde la llegada del chavismo al poder, hace 24 años, la Universidad del Zulia, ha sufrido de un proceso de desinversión en su infraestructura y tecnología, provocada por un régimen que vio en las universidades un “enemigo a destruir”.
Desde Hugo Chávez, en sus inicios, las universidades públicas fueron territorio antichavistas, En sus elecciones internas nunca ganaron sus candidatos y eso llevó al chavismo a minar sus bases democráticas, académicas, físicas y tecnológicas, logrando su casi destrucción, porque lo que hoy su legado muestra de ruinas y destrucción.
Los míseros sueldos que oscilan entre 13 y 30 dólares provocaron la estampida de su capital humano más grande de su historia. La matrícula estudiantil es muy baja y, a pesar de unas inexplicables cifras que la muestra productiva, la investigación también cayó. Claro está que en un país dominado por una nomenclatura mediocre, con pensamientos militaristas, autoritarios y corruptos, esa situación poco importa.
Después de conocer el lamentable suceso y conocido los relatos de compañeros de trabajo, se abre una gran interrogante ¿Quién es el responsable de estos sucesos, porque no es el primero, han ocurrido varios sucesos de este tipo, así como muertes por imposibilidad de tener una óptima alimentación, un medicamento o una oportuna intervención quirúrgica? ¿Quién es el responsable de la miseria y la destrucción de las fuentes de trabajo, o de Petróleos de Venezuela, la mayor fuente de riqueza del país?
Las interrogantes son varias, pero como la religión cristiana enseña a perdonar, siempre que exista verdadero arrepentimiento, ahora los chavistas que ven el futuro incierto comienzan a huir hacia otros países, principalmente a Estados Unidos de América, alegando que Nicolás Maduro, a diferencia de su ídolo Hugo Chávez, trajo miseria, atraso, corrupción y desmanes de poder, como si el gestor de todo el desastre no fuera el fallecido Teniente Coronel.
Sí, el responsable del desastre nacional es Hugo Chávez, él gestó a Nicolás Maduro, y ambos destruyeron a Venezuela y son causantes de las desgracias de su gente y de la entrega total de su soberanía a intereses extra territoriales. Igual que lo son, sus seguidores, en especial los militares, los funcionarios de los cuerpos de seguridad y policiales y la burocracia corrupta, 24 años de control del poder son la mayor evidencia.
Aunque no se puede omitir la pasividad y complaciente responsabilidad de la sociedad civil irresponsable y cómplice de los desmanes. La Universidad del Zulia es un microejemplo del daño nacional. Con una infraestructura semi destruida, un desfase tecnológico preocupante y una cultura organizacional totalmente desfasada, con un modus operandi que se remontan a mínimo 35 años, acentuado en las últimas dos décadas, y una corrupción desenfrenada aún con su crítica situación.
A quienes propiciaron o son cómplices directos o indirectos de los actos de corrupción, los asesinatos extra judiciales de cuerpos de seguridad, policiales y militares, la ineptitud y la complicidad generalizada en la crisis humanitaria, no les cabe el acto de arrepentimiento y mucho menos del perdón, porque son causantes de muertes, quiebres de empresas, suicidios, destrucción de familias y pérdida del capital humano (investigadores de primera línea, profesionales formados en universidades públicas y privadas, empresarios, etc) ¿Cómo pueden saldar una cuenta de ese tamaño?
Sin arrepentimiento estos personajes jugaron con la vida de los venezolanos, muchos salieron con los millones saqueados y las manos ensangrentadas a vivir lejos de su desastre, a disfrutar de sus riquezas mal habidas en París, Londres, Madrid, Miami, Nueva York, etc. Se fueron a “garantizar el futuro de sus hijos” y la seguridad de sus familias.
A estos personajes la conciencia no los sacude, el arrepentimiento no existe en sus corazones y el perdón cristiano tampoco tiene espacio, porque al joven que tomó la decisión del suicidio, así como muchos otros que se nombran o no, ya murió.