Hugo M.
Delgado A. Periodista.
Tres artículos relacionados con las andanzas del régimen, plasman
la situación de la Venezuela monopolizada por Nicolás Maduro y su nomenclatura
roja. Dos del diario El Nacional, informando sobre la detención temporal de su
jefe de Redacción, José Gregorio Meza, por parte de la fiscalía y el CICPC, y
la averiguación contra cuatro periodistas más, entre ellos, Carolina Briceño
que huyó hacia Colombia.
La otra, está relacionada con la reproducción de un artículo de su
portal aliado, armando.info, referente al negocio de la venta de gas, a través
del gasoducto Antonio Ricaurte, que realizaría una empresa en Venezuela
(Prodata Energy) a otra en Colombia (Energy Transition), cuyos propietarios
son los mismos (Bernardo Arosio Hobaica y Jorge Jara Salas).
El otro artículo, es un trabajo de
la periodista y abogada, Thays Peñalver, titulado Las cinco muertes de Hugo
Chávez, publicado en www.morfema.press
(5-03- 2023), cuyas profundas reflexiones dimensionan el daño causado a los
venezolanos, durante 23 años, por ese mamotreto llamado “socialismo del siglo
XXI”, liderado por el difunto teniente coronel, y ahora por Nicolás Maduro.
Cada 12 de marzo, el mundo celebra el Día contra la censura en Internet, en Venezuela existen
innumerables casos de bloqueo a sitios informativos, que por una u otra causa
son vetados y hackeados por el régimen. Es pertinente evocar a las dos primeras
informaciones porque se demuestra las condiciones de amenaza permanente en
contra de la libertad de expresión, un principio de la democracia vulnerado por
el régimen de Maduro, que progresivamente ha destruido a la república y sus cimientos,
como dice el doctor en Ciencias, Luis Pérez Oramas (Prodavinci, 5 de marzo de
2023).
La rapidez con la que ocurren los hechos en Venezuela les impide
dimensionarlos. A la detención de los periodistas de El Nacional, le antecede
un trabajo realizado sobre las andanzas de dos socios del hijo de Maduro,
Nicolás Maduro Guerra: Ricardo y Santiago Morón Hernández. Ambos sancionados
por Departamento de Estado y acusados de estar vinculados con el negocio del
oro y el coltán extraído del “arco minero”. El objetivo del trabajo era
explicar cómo invisibilizaron en las redes sociales, a
estos personajes, utilizando compañías especializadas en hacer estas
limpiezas.
El 7 de marzo de 2023, ese diario informó: “El Nacional y Armando.Info sufrieron ataques este lunes.
Por espacio de poco más de 13 horas, desde las 9:00 am hasta las 10:15 pm, los
periodistas de El Nacional no pudieron
ingresar al sistema. El acceso fue restringido por el administrador del
servidor donde se aloja, por una denuncia falsa hecha por plagio o robo de
contenido”. La razón, se había reproducido un trabajo de investigación titulado
“La larga tubería de unos empresarios que conduce a ellos mismos”, en el que se
tejen sospechas sobre negocios que se están haciendo entre el régimen de Maduro
y el presidente de Colombia, Gustavo Petro.
Según El Nacional, lo que ocurrió “es que una gente envía eso
haciéndose pasar por la persona para activar el mecanismo de Digital Millennium
Copyright Act (DMCA) y así obligar al servidor o a Google a tumbar el contenido.
Es lo que se conoce como usurpación de identidad. Son métodos a los que acuden
algunas empresas como Eliminalia,
encargadas de limpiar el historial digital, lo hacen personeros ligados al
gobierno de Nicolás Maduro. Los casos abundan. Y los ataques a los medios se
multiplican”.
También ocurrió con la falsa información elaborada con
herramientas de alta tecnología y expertos en redes, para construir la matriz
positiva sobre los beneficios económicos que justificaron la inversión
millonaria (en dólares) en la construcción de los estadios de La Rinconada y
Macuto. Un equipo especializado en desmontar “fakes news”, descubrió que los
periodistas y los canales de divulgación eran falsos, al igual que los
supuestos ingresos y empleos generados.
Es la nueva modalidad informativa y coercitiva que peligrosamente
utiliza el régimen para ocultar irregularidades, manipular los hechos,
perseguir periodistas, cerrar medios (284 emisoras han cerrado 2003-2022) y
limpiar imágenes de corruptos y genocidas vinculados con el régimen.
Pero el tema es poco discutido en la opinión pública, así como
aparece el escándalo desaparece, sin que nada ocurra, en una sociedad aturdida
por la volatilidad de los hechos y más preocupada por sobrevivir a la inflación
y la inseguridad. Poco importa si las libertades están vulneradas o la
república agoniza.
En ese ambiente anarquizado y violento, es difícil comprender la
realidad, dice Luis Pérez. Más cuando los
intereses se han fragmentado, generando ciudadanos y organizaciones irresponsables,
situación que ahora demanda de una posición de sinceridad para revertir los
errores y rescatar la democracia. “Es decir, llega un momento en que la
perspectiva racional de lo que está sucediendo –por muy irracional que sea– ya
dejó de tener sentido”, eso se ve en asuntos como el sufrimiento individual y
grupal o en la huida del 20% de la población, sin que nadie, en especial la
dirigencia, se haya “detenido a hacer autocrítica”.
La falta de
sinceridad -advierte Pérez Oramas- conduce a la interrogante ¿hasta qué
punto hemos sido cómplices en nuestro actuar como ciudadanos? Particularmente
considera que Venezuela es una sociedad
de cómplices, que repite errores históricos, no cree en la
representatividad y se ha enfrascado en modelarse como pequeños fragmentos, iluminando diminutos
espacios en la noche como las luciérnagas, que se reflejan en los “llamados
partidos”, en la búsqueda de atajos -como ocurrió con Chávez – que solo reproducen las malas experiencias, más
cuando se tiene una “clase dirigente con un alto grado de ignorancia que desprecia
la representación, lo que ha provocado la destrucción de la república.
El politólogo, Ángel Álvarez, en Prodavinci (26-02-2023), analiza
la pasividad de la oposición actual ante los desmanes que están ocurriendo.
Cita el ejemplo de 1958, cuando
Rómulo Betancourt (Acción Democrática) y el resto de los partidos -URD, Copei y
Partido Comunista -logró desmontar el “canibalismo político”, en el que hubo
heridos y muertos, con una agenda consensuada el 31 de octubre en el Pacto de
Punto Fijo. Estableció los compromisos y reglas para consolidar la democracia.
Álvarez dice que de la ambigüedad de planteamientos e intereses
que la oposición esgrime, de cara a las primarias, se deduce que “era algo que
debía hacerse”, y que la actitud de los partidos, más que de lucha por rescatar
la república, es de postración. Ni
siquiera se han preocupado por buscar una agenda de consenso como se hizo en el
58. “No muestran a nadie capaz de pensar
la Venezuela diferente y conducirla hacia el cambio”.
La
antipolítica vigente, advierte el politólogo, ha generado la idea de “no hay
partidos políticos”, hay unas franquicias con unos nombres. Pero no hay una
estructura organizativa, tampoco disciplina partidista y organización del poder
dentro del partido, generando un alto grado de fragmentación y pragmatismo, con
un liderazgo que “muestra las mismas caras que veníamos viendo”.
El otro trabajo citado al inicio, está relacionado con el análisis
de Thays Peñalver, que desmonta el discurso que esgrime triunfalmente el
chavismo en sus 23 años. Señala que todos
los aliados de Latinoamérica y África -principalmente- de Hugo Chávez están
presos, huyendo, cuestionados o investigados por corrupción o genocidios.
Su legado es
triste, escribe Peñalver, no sacó a los niños de la pobreza, los pobres
de su legado transitan las peligrosas selvas del Darién rumbo a Estados Unidos
de América, o inundan las calles de Colombia, Perú, Ecuador o Chile. Dejó al
país tan prostrado que su mísero presupuesto es gastado en España en cuatro
días y los españoles gastan más en sus mascotas, que lo que se invierte en
educación y salud.
Mientras
el venezolano aplaudía su suicidio asistido, con los subsidios
y viajes con dólares preferenciales, dice Peñalver, se condenaba al 70% de la
industria petrolera, dos tercios de los comercios, se cerraban 345 mil
empresas, se destruían millones de empleos y se llevó al campo a la ruina con
el pánico y las importaciones masivas. Cuando bajaron los precios del petróleo
no existían ya más de la mitad de los empleos. “Apenas dieciséis meses después
de su muerte, la economía había colapsado en 41% y faltaba otro tercio por
estallar. Todo había sido una gran
mentira soportada por el dinero de la lotería. Lo más dramático es el país
que dejó atrás, es hoy el más indolente de su historia”.
Venezuela no se arregló, es un slogan
vacío, escribe Peñalver, los sueldos son miserables, 7,5 millones de su gente
huyó, la inflación destruyó varias veces la moneda nacional y “ahora vivimos en
dólares”. El país se arregló para algunos que ya “les importa un comino lo que
le ocurra a los demás”, porque se vive al grito de «sálvese quien pueda». La
pobreza no se redujo, es la misma de 2018, antes del Covid cuando se
incrementó, la remesa la llevó al mismo lugar de 2003 y 2018. “Los ranchos
siguen allí, donde siempre, con la misma pobreza y con más gente”.
El
escenario no es nada fácil para Venezuela, la
presión sobre los medios de comunicación, portadores de la denuncia, es
mayor ahora con las herramientas tecnológicas; el no pensarla diferente agrava
su situación, más cuando la
fragmentación, expresada en los intereses individuales o de ciertos grupos
(políticos y económicos), impide hacerlo y limita sus posibilidades de crear
agendas comunes, que impulsen cualquier escenario de cambio.
A
pesar de todo lo complejo del escenario, dice Luis Pérez Oramas, las sociedades
han demostrado que siempre se tiene una
oportunidad, aunque esta llegue tarde, y las batallas perdidas hay que
pelearlas. Las posibilidades nunca se agotan y hay que seguir desnudando al
régimen y los políticos camaleónicos.
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