Hugo M. Delgado A. Periodista. Fotografía: Gustavo Bauer. Artículo publicado el 9 de enero de 2023, en www.venezuelausa.org.
En la frontera entre Venezuela y Colombia todo se sabe. La corrupción no es un secreto, tampoco quienes la controlan. La situación social, económica y política es evidente. Desde la llegada del chavismo al poder hace 23 años, los asuntos se complicaron, producto de las visiones e intereses de Caracas y Bogotá, consecuencias que, al final del cuento, pagan las poblaciones limítrofes. Esto último no quiere decir que antes no existieran dificultades, las habían pero en las últimas dos décadas se recrudecieron.
Lo decía en reciente conversación un asiduo viajero por el eje Paraguachón-Maicao, el periodista Norge Faría. Ahí operan las guerrillas del Ejército de Liberación Nacional de Colombia (ELN) y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), bandas criminales que frecuentemente atracan a viajeros, contrabandistas y la corrupción de los cuerpos de seguridad de Venezuela, cada carro que transita tiene que pagarles su respectiva vacuna. Es un negocio que difícilmente se controlará.
“Eso de la frontera no tiene fin”, decía Faría. “Lo más grave es su abandono y los menos interesados en normalizar la situación son sus habitantes, la mayoría de la gente vive del contrabando y la extorsión, en resumen, del delito, agudizado por el cierre y la corrupción generalizada de militares y cuerpos de seguridad. Si le preguntas a sus habitantes venezolanos no quieren la apertura, es más rentable el contrabando de combustibles, de aceites de vehículos, de alimentos que fluctúan de acuerdo con la temporada, pero el más grande de los negocios, es el del tráfico de personas presionadas por el cobro de vacuna en cada una de las decenas de alcabalas distribuidas en las carreteras. El marañeo es terrible. Los pasajes se incrementan porque hay que pagarles, te exigen cualquier cosas, sellos, autorizaciones o carnet de vacunación. Es una zona donde impera la ley del más fuerte”.
Esta apreciación de Norge Faría, la saben los de la comunidad fronteriza, y hasta el flamante embajador de Colombia en Venezuela, Armando Benedetti, quien luego de más de un mes de apertura oficial, aceptó la existencia de las mafias y la guerrilla. El funcionario declaró ( BBC Mundo 26-09-2022), luego de siete años de cierre ordenado por Nicolás Maduro, que “le vamos a arrancar la frontera a las mafias y eso va a traer sus problemas de seguridad, sin duda. Porque ellos querrán defender los territorios ganados en estos años. Con la apertura dejan de ganar las mafias y por eso van a quererse defender”.
En la información, el cuestionado diplomático (transitó por el uribismo, el santismo y ahora anda con el petrismo) acepta la presencia de la guerrilla colombiana en territorio venezolano. Sin mucho que investigar, el reportero gráfico, Gustavo Bauer, constató la presencia del ELN en las trochas que comunican a Paraguacón con Maicao. Portan fusiles, cobran vacuna e imponen su ley tratando de mantener un control que ha pasado por diferentes manos de bandas criminales.
Entre vivencias, explicaciones de analistas y posiciones diplomáticas, los secretos a voces salen a relucir. “Aquí todo se sabe”, decía un conductor de la ruta Maracaibo a San Cristóbal, quien conoce los negocios en la frontera Zulia, Táchira (Venezuela) y Norte de Santander (Colombia). Desde narcotráfico y contrabando hasta extorsión y sicariato. Esta información es denunciada frecuentemente por organizaciones como el Observatorio de Derechos Humanos, FundaRedes, cuyo director General, Javier Tarazona, está detenido desde el 1 de julio de 2021, por mostrar una fotografía en la que el dirigente chavista, Ramón Rodríguez Chacín, se reunía con la cúpula del ELN, presente en Venezuela.
Tarazona denunció ante la Fiscalía General el hecho el 30 de junio de 2021, al otro día fue detenido hasta el día de hoy. En la fotografía aparecen sentados alrededor de una mesa, que preside Rodríguez Chacín y junto a él, su esposa Carola, los jefes guerrilleros del ELN: Nicolás Rodríguez Bautista alias Gabino, quien hasta hace unos días fue el máximo jefe e integrante del Comando Central del ELN (COCE-ELN); Eliécer Herlinto Chamorro Acosta, alias Antonio García, quien ahora es el máximo jefe de la organización guerrillera; e Israel Ramírez Pineda, alias Pablo Beltrán, miembro del Comando Central del ELN (Infobae 4-07-2022).
Ahora sorprende el despliegue mediático sobre la apertura del puente internacional Tienditas en el estado Táchira, olvidando la violación de los derechos humanos de colombianos que residían en la frontera del Táchira que ordenó Maduro, cuando cerró los pasos. Ya su antecesor, Hugo Chávez, había expresado sus verdaderas intenciones negativas, en una zona históricamente nutrida por el intercambio económico y social. Ahí la línea fronteriza era imaginaria, la integración era muy fuerte y la zona era pujante en el eje San Antonio y Ureña- Villa del Rosario y Cúcuta. Las diferencias se desdibujaban porque las relaciones personales y familiares no existían.
Para los jóvenes es una historia casi borrosa de los vínculos entre ambas regiones. Los vehículos venezolanos y colombianos transitaban sin problemas, los aeropuertos de San Antonio y Cúcuta atendían gran cantidad de pasajeros, mostrando un dinamismo económico y social impresionante, dos décadas después, la zona “da lástima”, decía un desprevenido viajero que la visitó años después. Es la consecuencia de los intereses destructivos de un régimen chavista dispuesto a imponer a sangre y fuego su errada concepción ideológica y que postró a una nación referente en el continente latinoamericano.
¿Por qué cuesta mucho que la apertura entre Venezuela y Colombia arranque? Dificulta el asunto, la presencia de las Farc, el ELN, con sus negocios oscuros relacionados con minería, extorsión, secuestros, sicariato y drogas; los intereses de los cuerpos de seguridad que se han aprovechado del cierre para el cobro de vacunas, tráfico de estupefacientes y el contrabando; las bandas criminales organizadas vinculadas a todo tipo de actividades ilícitas; y, por último, como dice el periodista Farías, la población que está poco interesada en la normalización porque vive del comercio irregular.
Para Maduro y Petro regularizar y partir la torta de los negocios de estos grupos, es una tarea ardua. Eliminar sus intereses no ocurrirá. Esa complejidad dificultará el flujo comercial, las inversiones y la aplicación de leyes que incentiven el desarrollo económico y social, en una zona devastada por la economía oscura.
Ya lo decía un asesor empresarial interesado en importar y exportar, "lo que están haciendo los empresarios interesados, es incluir los “gastos extras” (extorsión, protección y vacuna) en los costos operativos y - lógicamente - será el consumidor final quien pague “los platos rotos”. Lamentablemente es una realidad que “no nos puede paralizar y debemos asumirla”, dijo.
Históricamente, la política de Venezuela para manejar sus 2200 kilómetros de frontera activa ha sido inestable. Durante el régimen de Marcos Pérez Jiménez (1953-1958) se limitó su desarrollo por la región Guajira como medida defensiva y eso afectó sus opciones sociales, económicas y políticas, producto de la crisis, la zona muestra cuadros preocupantes de pobreza y atraso. Por el Táchira, el desarrollo urbano fue diferente, eso le permitió a la población tener mejores oportunidades.
Ahí está la respuesta del porqué la población de la Guajira no quiere la apertura y normalización, ante la escasez de oportunidades, el contrabando y la economía negra es lo mejor, como decía el periodista Faría.
En la nueva reapertura del 1 de enero por el Táchira, no hay nada que celebrar porque es el mismo chavismo el causante de los problemas. Lo que los medios y las redes sociales anuncian como la novedad, ocurría con normalidad antes de su llegada, esta zona tradicionalmente era próspera. Ahora – por ejemplo – Maicao y Riohacha muestran un mayor desarrollo urbano, educativo, de servicios y comercial. Por el contrario, Venezuela muestra un contexto nada atractivo.
Los gobiernos de Iván Duque y Gustavo Petro y sus empresarios, están claros que el mercado empobrecido e improductivo de Venezuela, es atractivo, incluso, aún con el cierre de la frontera, nunca dejaron de abastecer el mercado nacional ya que diariamente transitaban entre 30 y 40 gandolas con distintos tipos de mercancía seca y refrigerada, con la venia de las autoridades de ambas naciones.
La frontera no se puede limitar a una línea o hito. Es un contexto humano, en el que las costumbres y vivencias pueden más que las decisiones de los políticos de Caracas y Bogotá, por eso el cierre físico de los puentes y pasos no impidió que ambos pueblos continuaran con sus relaciones sociales, familiares y comerciales. Ahora veremos que ocurren con “los secretos a voces” que atentan contra su vida. Ya lo decía un representante de una agencia aduanera, ya los corruptos comenzaron a legalizar sus trampas y crear empresas. Como decía Faría: “Eso de la frontera no tiene fin...”
No hay comentarios:
Publicar un comentario